lunes, 18 de octubre de 2010

Día 19: San Francisco

Amaneció pronto en nuestro camping de Olema, sobre las 7 a.m. hora del Pacífico.
El madrugón se hacía necesario, pues teníamos que hacer unas 40 millas para llegar a San Francisco, allí, dejar a las chicas en el hotel con todo el equipaje, llenar el depósito de la autocaravana y por último entregarla antes de las 10:30 en San Leandro, a unas 20 millas, muy cerca del aeropuerto de Oackland.

Todo esto calculando que desde que nos despertamos en la autocaravana siempre tardamos mínimo una hora para ponernos en marcha, con el añadido de que teníamos que dejarla limpia (por dentro) para devolverla.
La noche anterior adelantamos bastante ésta tarea, pues pudimos preveer que de lo contrario el madrugón sería aún mayor.

Con los deberes hechos y el estómago lleno tras el desayuno nos pusimos en ruta sobre el asfalto de la estatal 1 de California, lo que equivaldría a una carretera comarcal de doble sentido española, con la diferencia de que ésta iba bordeando el océano Pacífico a través de imponentes acantilados; cosa que a decir verdad, si no vas conduciendo, no hace que el trayecto sea tranquilo.

La mencionada ruta duró una hora, cosa que aprovechó la mitad de la "tripulación" para dormir lo que permitia las curvas y los baches.
Desde ésta carretera llegamos a la Highway US-101 a la altura de Sausalito para volver a cruzar el Golden Gate, ésta vez en dirección Sur para acceder a la ciudad y con el gps programado para llevarnos al "Union Square Plaza", que fue lo más barato y mejor situado que encontramos, pues a escasas 2 manzanas de Union Square y a unas 4 de Market Street lo convertían en un enclave perfecto.

Llegamos al hotel sin más problemas que evitar que las empinadísimas cuestas de San Francisco pudieran dañar los bajos de la autocaravana, pues aunque afrontábamos los cambios de rasante prácticamente parados, los bajos tocaban el suelo debido a la longitud del vehículo.



Vaciamos la autocaravana de todo nuestro equipaje e hicimos el "check-in" en el hotel a las 9:30 de la mañana aproximadamente, aunque a ésa hora sólo pudieron guardarnos el equipaje, pues no podíamos acceder a las habitaciones hasta las 12 del mediodía.

Las 3 chicas se fueron a dar un paseo para ir familiarizándose con la ciudad, eso sí, con una chaqueta, pues lo primero que observamos es que aquí la temperatura es diferente y se hace imprescindible llevar manga larga a todas horas.

Los 3 chicos, que fuimos los conductores durante todo nuestro periplo americano en autocaravana, marchamos a San Leandro para devolver la que había sido nuestra casa durante los últimos 6 dias, especulando a cerca de porqué motivo nos podrían quitar parte de la fianza; ya que como sabrá todo aquel que haya alquilado un coche, los contratos que se firman parecen muy estrictos en éste sentido.

"Llenamos el depósito" en una gasolinera y escribo entre comillas porque fuimos probando entre echar gasolina y dando el contacto para que en el momento que la aguja indicadora del nivel de combustible tocara la "F" (Full=Lleno) pararamos y nos ahorraramos unos dólares, pues sospechamos que nos hicieron lo mismo en la entrega de la autocaravana.

Continuamos hablando entre risas de porqué no nos entregarían la fianza y de que la aguja de la gasolina no llegaba a "Full".

Llegamos a la hora prevista al lugar de entrega, las 10:30, con la esperanza de topar con algún hispano que nos pudiera facilitar la tarea, pero no fue así.
Nos atendió una chica muy amable con aspecto asiático que aseguraba tener amigos que hablaban español, pero parecía no tener la intención de aprenderlo.

A éstas alturas de convivencia con los estadounidenses, he de decir que me siento orgulloso de que pude desenvolverme perfectamente para explicarle a la mujer alguno de los pormenores acontecidos en nuestra ruta, como la rotura de la mitad de la vajilla. Al igual que pude entender todas y cada una de las preguntas e incluso bromas que nos hizo.

Tras alguna duda con el nivel de gasolina, lógico, pues no estaba lleno del todo el depósito, y el abono por nuestra parte del exceso de millas recorridas, la mujer aprobó la devolución íntegra de nuestra fianza; lo que nos alegró el día y supuso la confirmación de que todo en el viaje nos había salido a pedir de boca.

Un empleado de la empresa "Camping World RV Rental", que ahora puedo recomendar, nos acercó a la estación de metro de San Leandro, para desde allí atravesar de nuevo Oackland e ir a parar a "Hyde Street", una mítica calle de San Francisco famosa por que allí se encuentra el punto de partida de una de las líneas de tranvía, la de "Powel & Hyde".



De nuevo volvimos a encontrarnos todos para hacer tiempo hasta la hora en la que pudiéramos entrar en el hotel.
Visitamos tiendas espectaculares como la "Levi´s" de Union Square, de 3 plantas o la Nike en el mismo lugar, ésta última no tan vistosa como la de la Quinta Avenida de Nueva York.
Compramos los últimos souvenires del viaje: matrículas, llaveros, adornos...




Sobre la marcha pensamos en que lo mejor era comer pronto y luego ir al hotel para ducharse y dejar el equipaje, para luego descansar el que así lo quisiese o para salir de nuevo a la calle con fuerzas renovadas.

El hotel no estaba mal, pero sí como yo me lo imaginaba a tenor de las imágenes que vi por internet; las habitaciones tenían la decoración anticuada aunque limpias y los pasillos parecían los de un manicomio.

Tras darnos una ducha Nuria y yo nos fuimos a "Chinatown" mientras el resto del grupo descansaba y se lo tomaba con más calma.

Tocó subir unas cuestas bastante empinadas para llegar a "Bush Street", donde se encuentra la puerta al barrio chino, el cual es mucho más bonito y cuidado que el de New York; al menos, aquí han tenido el detalle de dedicar una calle a tiendas de souvenirs, ropa, etc y otra paralela a comida, lo que hace que el desagradable olor del Chinatown de New York quede relegado a la calle de los alimentos.






Después de varias vueltas y alguna que otra compra menor, Nuria se decidió por un par de Maletas, una grande y otra de cabina por 35 $, ya que al llegar a Washington D.C. (¡Hace ya 18 días!) vimos que su maleta tenía la cremallera rota.

Volvimos al hotel con el botín y recogimos a nuestros compañeros de fatigas para dirigirnos al parque de "Álamo Square", donde se encuentran las archiconocidas "Painted Ladies" o casas Victorianas.
Realmente éstas casas las conocemos todos, al menos, todos aquellos que hayáis visto en alguna ocasión la serie de los 80 "Padres Forzosos", donde aparecían al inicio de cada capítulo.



Compramos en una tienda unas bebidas y unas patatas para reponer fuerzas en el césped de Álamo Square mientras disfrutábamos de las vistas, ya que, además de las casas victorianas, desde éste punto de la ciudad se obtiene una magnífica panorámica de San Francisco, levantándose por encima de todos la torre "Transamérica".



Reanudamos la marcha rumbo al "City Hall" (Ayuntamiento) mientras caía la tarde en la ciudad con el objetivo de terminar el día en el "Pier 39", uno de los muelles con más vida de la bahía de San Francisco.




Al llegar al Pier y mientras debatíamos dónde cenar paseamos por varias tiendas de ropa, casi con la intención de resguardarnos del frío, pues hacía un viento helado que nos sacudía como invitándonos a que compraramos ropa de invierno, porque la sensación era de que el verano aquí había acabado hace tiempo.

Decidimos cenar en "Bubba Gump" y fue todo un acierto, pues a parte de que la comida era deliciosa y el servicio fantástico, fue muy divertido y diferente a cualquier restaurante en el que haya estado, con constantes menciones a la película de Tom Hanks.