Fue un día divertido, relajado incluso, ya que habíamos cubierto con éxito a éstas alturas casi todo lo que deseábamos ver en Nueva York.
Lo primero que visitamos fue la estación de “Grand Central”, muy bonita sin duda, pero algo más pequeña de la que me la imaginaba de películas como “Solo en casa”.
No gastamos mucho tiempo ahí, cogimos de nuevo el metro y nos adentramos en “Chinatown”, el barrio chino de la ciudad, famoso por poder comprar los típicos recuerdos a precio más barato y encontrar comida también más económica.
Tengo muchísimas ganas de visitar China, pero me imagino que los barrios más humildes de Pekín tienen que oler así, mezcla entre dulce, salado y con una insalubridad palpable. Así que visto lo visto nos mudamos al barrio vecino, “Little Italy” para comer.
Tiene mejor pinta, a todos nos gusta la comida italiana y leyendo en guías y foros no debería ser caro; así que nos decidimos por un restaurante cualquiera, ya que el fuerte calor demandaba un poco de aire acondicionado.
Comimos normalito, pero caro, muy caro, pues nos cobraron una botella de agua de 2 litros por 7 $ y una propina del 20% y se quedaron tan anchos.
Si algo hemos aprendido de ésta ciudad en cuanto a lo que comer/cenar se refiere es que la bebida es muy cara, el alcohol prohibitivo, y las propinas no siempre dependen de uno mismo, otras veces te las aplican sin que tú puedas decir ésta boca es mía.
La sobremesa la hicimos caminando por el “Soho”, un barrio con mucha vida por sus múltiples tiendas con “sales” (rebajas), en la que los neoyorquinos aprovechan para hacer uno de sus deportes favoritos, el “shopping”.
No nos entretuvimos mucho porque habíamos planeado acudir por la tarde a Times Square para comprar unas entradas y disfrutar de un musical de “Broadway” con descuento, ya que si te acercas en el mismo día de la representación a sacar los billetes hay hasta 50% de rebaja del precio original.
Nuestro gozo en un pozo, ya que a pesar del descuento las entradas seguían valiendo entre 70 y 90 $.
Habíamos quedado con Sara (amiga de Nuria y mía) en dicha plaza para ir juntos, ya que ella está haciendo un curso de inglés en verano aquí con unas amigas de la universidad.
Como el plan no cuajó nos fuimos a tomar unas cervezas a un pub cualquiera, el primero que surgiese. Casualidades de la vida llegamos a un pub irlandés llamado “McGees” cuyo elemento destacable es que se trata del pub en el que se inspira la famosa serie “Como conocí a vuestra madre”, donde los protagonistas se pasan casi todo el tiempo juntos.
A los fans de la serie como Nuria y como yo nos hizo mucha ilusión, ya que tiene cierta similitud a parte de unos cuadros de la serie que indican que, efectivamente, éste es el “McLaren´s”.
Nos tomamos unas pintas de cerveza y salimos en busca de un lugar para cenar, Sara y sus amigas querían cenar en un sitio en el que cantan en directo, a Nuria y a mí nos pareció perfecto y nos fuimos con ellas, el resto del grupo decidió quedarse a cenar en el McGees.
La idea de la actuación en directo fue genial, ya que disfrutamos de una noche mágica en el mismo Broadway, de hecho acabamos con la sensación de que esto fue mejor que ir al teatro, ya que se trataba de camareros/cantantes, alguno incluso cantó opera…
Acabamos de cenar, pero no nos queríamos marchar, pues cada canción que interpretaban superaba la anterior. Pusieron la guinda con el eterno himno de la gran manzana, el “New York, New York” de Frank Sinatra… brillante.
Llegó la hora de ir a dormir, no sin antes lavar a mano con jabón lagarto toda la ropa que hasta ahora habíamos usado, que son muchos días y empieza a haber escasez de modelitos, así es, la ciudad es muy exigente con la moda, jejeje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario